“Los mimosos de Burzaco”
Que siga el baile…
Creada a comienzos de la década del 60, “Los mimosos de Burzaco”, a lo largo de los años ha demostrado ser algo más que una simple comparsa que entretiene y divierte a las multitudes en las noches de carnaval.
El carnaval es probablemente la fiesta popular de mayor tradición en la historia de la humanidad. Solía conmemorarse en la fecha previa a la cuaresma, festividad religiosa donde se prohibía el consumo de carne durante cuarenta días. No por nada carnaval en latín significa “quitar la carne”. Tal es así que durante esta celebración se comía y bebía en exceso. Pero el carnaval también supone un quiebre en el estado imperante de las cosas, un instantáneo y limitado resquebrajamiento del status quo, que casi burlonamente está avalado por ese mismo orden hegemónico que se pretende subvertir. El carnaval es un “ritual autorizado”, una “fiesta de inversión” donde se modifican, se invierten las jerarquías de un sistema social. Sobre la base de una participación plena e igualitaria, el loco del pueblo o los niños pueden convertirse en reyes por una noche, así como un hombre puede hacerse pasar por mujer y las máscaras y disfraces permiten ocultar identidades y crear otras nuevas, entre risas, bombos, zurdos y redoblantes.
Fundada en 1959 entre otros por Lito Miguele, en el club “El Ciclón”, “Los mimosos de Burzaco” recuperan el espíritu y la tradición del carnaval y la comparsa. En un comienzo se llamaron “Los corazones iluminados de Burzaco”. Luego, a partir de la desvinculación de uno de los “inventores”del nombre anterior y por sorteo, poco antes de una presentación, ganó “Los mimosos..” como la denominación oficial que los identifica hasta el día de hoy. Una de las apariciones públicas más trascendentes del grupo fue en el comienzo del filme “El pibe cabeza” (de 1975, protagonizado por Alfredo Alcón), basado en una historia real en donde se cuenta la vida de un joven de Burzaco que robaba a los ricos para ayudar a los pobres.
“Nosotros no somos murga”, aclara Liliana Porto, una de las representantes de “Los mimosos”. “En ella hay cánticos y el número de integrantes no supera los 50. Por otro lado, la comparsa tiene más de 100 miembros, es puro ritmo, es todo instrumental y por lo general se usa el bombo típico argentino que tiene parche de cuero. Pero también se puede implementar el de parche de plástico, característico de la ribera de Brasil y Uruguay”, agrega. En sus comienzos, “Los mimosos de Burzaco” tenían alrededor de 750 personas. Actualmente el número se ha reducido a unos 170 o 200 integrantes de todas las edades. Sin embargo esta baja obedece a motivos estrictamente económicos. “Lo que ganamos en el corso de Punta Indio sólo nos sirvió para pagar uno de los tres colectivos que usamos para transportarnos”, comenta Daniel Ortiz, uno de los líderes de la comparsa. Para él “somos la comparsa de Almirante Brown, no de Burzaco”. Aunque entre sus filas también se alistan habitantes de Betarrán, Claypole, Mármol, Longchamps, Solano, San José, Calzada y de localidades más alejadas como Brandsen o Valentín Alsina. Y nunca discriminan; en la comparsa participan desde chicos con síndrome de down pasando por hipoacúsicos y personas de toda clase social y sexo: ocupados, desocupados, abogados, maestras, médicos, heterosexuales, transexuales, etc. Nadie queda afuera.
La comparsa es además la primera con personería jurídica en la provincia de Buenos Aires, la única de la zona sur que alguna vez tuvo carroza y cuenta con reconocimiento institucional por parte de la Municipalidad de Almirante Brown debido a los años de trayectoria en su labor social y comunitaria. “Trabajamos durante todo el año haciendo eventos en comedores, colegios, clubes o sociedades de fomento dentro y fuera del distrito. Lo único que pedimos a cambio es movilidad y un sándwich y una gaseosa para los chicos”, expresa Liliana.” A su vez, en la sede de la comparsa en Sempere al 2100 funciona un comedor con almuerzo y merienda reforzada al que concurren más de 150 personas de 0 a 99 años. Allí también se dicta un taller de murgas y comparsas, en donde se aprende costura, pintura, dibujo y diseño del vestuario que se utiliza en las distintas presentaciones. Según Liliana “la educación es una prioridad para nosotros y uno de los objetivos para que los chicos formen parte del grupo es que no abandonen el colegio. La idea es que rescaten el valor cultural de la comparsa”. Asimismo, “Los mimosos…” trabajan con escuelas especiales y con la Unidad de Fortalecimiento Familiar de Alte. Brown.
En contraposición a lo que ocurre en Gualeguaychú –el tercer carnaval del mundo después de Río de Janeiro y Venecia- donde las comparsas reciben subsidios y cuentan con un despliegue de plumas, micrófonos, parlantes y tecnología superior, todo en “Los mimosos…” parece estar hecho a pulmón. Todos opinan, todos cosen y colocan lentejuela por lentejuela, mostacilla por mostacilla en cada traje. “A ninguna chica la vas a ver con el vestuario repetido. Lo renovamos año a año y los materiales son los mismos que se utilizan en Gualeguaychú. Allí nos sale un poco menos”, concluye Porto.
“Los mimosos de Burzaco” parecen dar forma a un nuevo estereotipo de héroe que ya no roba ni hace justicia por mano propia. En su lugar, derrocha solidaridad, ritmo, color y alegría sin distinción de sexo, raza, edad, religión o condición social. Tampoco limitan su accionar a una determinada época. Para ellos, todo el año es carnaval.
DATOS
Durante 10 años seguidos ganaron el primer premio en el corso de Ranchos.
El 4 de febrero se presentan en Ranchos. Luego lo harán en General Belgrano, San Miguel del Monte, Cañuelas (a beneficio del hospital de esa localidad) y La Plata.
En el 2006 participaron de la Semana de la no violencia a la mujer y de la Semana del Buen Trato, organizado por el GCBA.
Mimosos vs empresarios
“Los mimosos de Burzaco” actualmente ensayan en la calle o en distintas plazas como la Plaza Palumbo o la de Mármol. El predio público que los vio nacer (El Ciclón) es explotado por empresarios con los que la comparsa tiene diferencias. “Hace dos años que no podemos entrar a los corsos de Alte. Brown, porque estos empresarios nos quieren imponer un precio. Les pagan dos mangos a los murgueros que aceptan esta plata porque cuentan con una federación que les da un subsidio y transporte. No gastan nada. Todo lo que reciben es ganancia. Nosotros hacemos cultura, no negocios y tampoco vamos a llenarle los bolsillos a los empresarios”, explica Ortiz. Lo cierto es que también tienen vedada sus presentaciones en Capital ya que allí se encuentra la Federación de Murgas y Comparsas que no deja entrar a los grupos de provincia.
Sin embargo, esto no siempre es así. “En otros lugares como en San Miguel del Monte, la organización de los corsos es cedida por la municipalidad a hospitales, comedores o a distintas instituciones de bien público. Es un ida y vuelta al pueblo. Yo pago una entrada, me divierto y eso vuelve en obras”, finaliza Liliana.
jueves, 6 de septiembre de 2007
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3 comentarios:
El fundador de la comparsa fue Enrique Bohn. lito era el subdirector. Si quieran comprobar este comentario pueden preguntarle al jotero que está al lado del club social de Longchamps. yo soy el hijo de Enrique Bohn. igual tanto Enrique como lito fallecieron.
Pibe, puedo llamarte así? Eras un pibe cuando yo estaba en la comparsa al lado de tu papá, en los Álamos, Longchamps.
Enrique, uno de los mejores tipos que conocí. Es verdad lo que decís, lito entro después que yo. La comparsa era de tu papá. Lo que lamento, que en los comentarios de la gente, nunca se hable de Enrique, pero el fue el verdadero fundador.
Cómo les va muchachos mí padre fue integrante de los mimosos , le decían verdura o lechuga , tengo 2 fotos de el tocando el bombo al lado de lito
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